Cuando decidimos contratar un trabajador no debemos pensar sólo en el sueldo; al salario debemos añadir todo lo que supone los costes de la Seguridad Social, siendo nuestro país uno de los que tiene unas cotizaciones más altas.
En una nómina hay dos apartados diferenciados: el salario y las cotizaciones. Un tercio será IRPF, que será un porcentaje que se retendrá para ingresarlo la empresa al estado.